martes, 24 de noviembre de 2009

Luna.

Fue entonces cuando me di cuenta. Tú no supiste ser estrella porque tú habías estado predestinada desde un principio para ser luna. Las estrellas no son más que destellos de luz demasiado comunes, como almas disfrazadas que tratan de engañar a nuestros sentidos, que deciden jugar medio descalzas con el tiempo. Una mente tan dulce no podría pasar desapercibida entre tanta bombilla natural, incluso después del proceso de amargura más propia. Tú tenías el derecho de ocupar el mejor rincón, el siempre eterno, el del colmo de la excentricidad y la sencillez al mismo compás. Debías ser el centro de todas las miradas, y el de la mía como preferencia. Y las estrellas huirán, como huyen los locos que sueñan entre tanta cuerda realidad. Y tú seguirás ahí, sobre París, sobre Madrid o sobre donde quiera que pueda llorarte. Tú seguirás ahí pendiente de mi trayectoria circular, colgando de un hilo como títere del cielo, sin entender cómo tornarme estrella o cómo desbancar tu lugar de reina del te quiero...

lunes, 13 de julio de 2009

Permíteme la entrada...


Permíteme la entrada. Hagamos de tu alma un striptesase. Dejemos caer uno a uno los envoltorios de los lazos que creaste. Quiero verte. Desnúdate en palabras. Revélate en mil lágrimas. Demuestra que lo eres, que lo tienes, que lo sientes. Demuestra que me temes. Abandona el papel de superhéroe que conmigo no funciona. Ven, siéntate, hablemos. Hablemos del pasado y de tu historia, de tus males, de memorias, de la vida o de las nunca trayectorias. Préstame tu mente que prometo devolverla sin rasguños. Llórame, que yo te curo. Confía. Voy a desvestirte mentalmente sin tapujos. Voy a hacer de tu caos, un perfecto estudio. De tu inseguridad, el mejor escudo. Haré de mi arte, un adiós a tu oscuro.
Ven, tómame. Arriésgate, siente mi mano, mi vida: te las presto. Guía mi camino como yo opto por hacerlo. Todo es tuyo, todo es vuestro.
No te mientas, no te engañes. No rehuyas ni te marches. Hoy mi palabra ya no es mía si lo admites. Te la entrego y lo demuestro. Me demuestro y lo presiento. Me reviento sin rodeos. Me desplomo ante tus gestos; pelearé por no esconderlos.
Siente, vive. Ama y permanece. Cree a esta alma que te busca, que se entierra en sus preguntas, que se crece y que te lucha. Cree en el mundo, en las metas. Cree en el cielo o en la tierra. En la vida, en la belleza, y hasta en la libertad de ideas. Créeme. Créete.
No me dudes ni cuestiones: Vengo a ti, sin intenciones. Sin más fin que el de encontrar esa mitad que sé que escondes. Sin más fin que el desvelar el porqué de tus razones.
No te cubras, no me extrañes. No permitas que me canse. No me implantes falsos cuadros de espejismos que creaste. No convences. Sé que mientes, que me mientes. Sé que vales.
No te creas invencible, abatido. Voy a desvelarte. Voy a sanar ese dolor de lo malo que acercaste. Voy a apostar por ti. Voy a ganarte. Voy a pensar que sí. Quiero arriesgarme y quiero entregarme. Prometo que esta vez iré por partes.Divide conmigo todo aquello que te crea. Aviso estar atenta, sin juzgarte. Preparada y decidida, enfermera de tu mente, la guionista de tu parte más interna. Seré la cura de arañazos que anulen el sentir de tus esquinas más perfectamente tiernas. Ayúdame a ayudarte. Compártete sin miedo. Compárteme a retazos, compleja alma inefable.

jueves, 9 de abril de 2009


Es como un mecanismo de autodefensa. El refugiarnos en nosotros mismos, me refiero. El amarrarnos a la soledad cuando creemos que las cosas no deciden ir con nosotros. Y parece que a veces incluso nos quitemos un peso de encima diciendo “estoy solo, o está solo o sola”, porque desplazamos directamente todos nuestros problemas hacia esa excusa, y la utilizamos como rincón para guardar ahí el verdadero motivo por el que estamos mal. Y sabemos porqué estamos mal. Siempre lo sabemos. Siempre hay algo que no funciona o creemos estropeado y nos limita y obliga a andar medio cojos, pero debemos ser capaces de hallar qué es. Debemos saber parar, sentarnos, observar cómo va eso a lo que llaman “nuestra vida” y medir el ritmo de cada uno de sus aspectos. Pero para ello, preferentemente, nos hemos de armar de valor. Son muchos los miedos, las causas, los problemas o los hasta entonces inexistentes dolores más ausentes los que nos crean esas inseguridades que nos desplazan temporalmente de nuestro entorno. Y no nos debe valer con quedarnos en la superficie de nuestra alma y conformarnos con lo primero malo que nos pase. Tenemos la obligación de hurgarnos, de estirarnos y llevarnos lo peor de nosotros para tratar de erradicarlo y evitar que surja de nuevo. Porque, oigan señores, ésta es “nuestra vida”, a la que antes me refería y a la que siempre nos referimos, y nuestra meta es la que está allá, al final, bien lejos, ¿la ven? Todos tenemos una, si no bien, deberíamos tenerla. Y tan solo podremos alcanzarla cuando estemos dispuestos a hacerlo. Y para ello es imprescindible sentirse fuerte, poderoso, capaz de todo, invencible. Eterno. Es imprescindible sentirse bien con lo que se es.

sábado, 7 de febrero de 2009


Dos polos opuestos. Dos almas que se complementan. Dos esquemas mentales unidos que se contraponen. Fusión entre madre e hija, entre niña y adulta, entre juventud y madurez. Esto es, a mí parecer, un simple y breve resumen de nuestra relación. Pero ¿sabes? A pesar de intentar ocultarlo, tras ello hay mucho más de lo que ves, de lo que te muestro, de lo que te trato de esconder. A veces desearía ser menos tirante, o recta o fría, como quieras llamarlo. Pero no sabes cuánto me cuesta dejarlo atrás, ahí, aparcado, y aparentar que no forma parte de mí. No sabes cuánto ocupa toda esa materia absurda que me impide acercarme a ti, o aquello, o aquello otro, y sincerarme, dar pie a mis más profundos sentimientos y mostrarme tal y como soy ante tus ojos, sin miedos, sin vergüenzas u orgullos.
Hay ocasiones en las que desearía estallar en sensaciones, en las que moriría por ser capaz de abrazarte y aparentar tranquilidad o cariño sin algún tipo de pudor por medio, de veras. Pero no eres consciente de lo que mucho que cuesta. Y quizás esto no sea más que una leve consecuencia de la edad, o de mi forma de mostrarme ante el mundo, no lo se. Pero que no logre transmitírtelo, no te niega que ello deje de estar ahí. Hablo del amor, del aprecio, de las buenas vibraciones. Hablo de ti y de mi, mamá.
Y el tiempo pasará. Los meses, los años, las vidas, y las cosas cambiarán, como hasta ahora cambiaron. Y el ciclo continuará. Crecerá hasta formar nuevos futuros, dejando atrás lo que creamos y a lo que dimos paso. Dejándote atrás a ti y a otros cuantos más. ¿Y sabes de lo mucho que entonces me arrepentiré? Pues de no haber aprovechado el tiempo, de no haber sido capaz de regalarte un poco más de este interno que contengo, que no es poco, la verdad. Y será entonces cuando llore, de impotencia, de rabia, de tristeza al no tenerte. De dolor, sincero y absoluto como estas dulces palabras. Y la vida me recompensará con tu ausencia todo lo que no mostré cuando conmigo estabas. Y una parte de mí, la menos sensata se marchará contigo arrastrándome al infierno. Será entonces cuando magulle mi alma y me castigue al ser consciente de lo que poseí y me arrebataron.Pero hasta entonces trataré de vencer los pánicos que me atienden y aniquilan, y esto no es más que un sencillo principio. La manera más exacta y cobarde, como prefieras calificarlo, de mostrarte un poquito más de la dueña de estas letras. Paciencia. Pido tan solo eso. Y por si nunca antes te lo había pronunciado, gracias. Gracias mamá. Por estar y por crearme. Por entregarme parte de ti, y de tu vida, que tan solo tuya es.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Sin esperanzas, sin techos.



.Las calles se encienden, despiertan. El frío me envuelve. Paseo tranquila, por calles desiertas, apartadas de la estúpida multitud, abrigadas tan solo por el sonido del viento. Las hojas me animan al son que recorren su camino hacia el suelo. Parezco estar sola, infinita en el mundo de la navidad serena. Entonces los veo. Noctámbulos seres de la vida apartada. Adictas personas a la soledad absoluta. Sin techo en el que cubrirse, sin sombra que proteger. Cielo eterno que no les abriga, sueños muertos que ocultan sus vidas. Sin más ilusión que la de pasar. Pasar sin dejar, pasar y pasar. Vegetales almas de la eterna lucha. Apariencias fieles a los bancos de esquinas. Estómagos hambrientos de esperanzas desnudas. Corazones cansados, abatidos, cargados de espinas.

viernes, 17 de octubre de 2008

SIN AMOR, SIN VIDA.



.Corre: eres libre. Ya no amas, ya no sientes, ya no mueres día a día, tras cada sonrisa que el amor te presta. Ya no tienes motivos por los que perderte, por los que adentrarte en un mundo de encierros y horror. No persigues un alma a la que admirar, con la que resignarte, a la que idealizar y sobreponer ante tus situaciones. Ya no ocupas tu mente con piezas de un puzzle enamoradizo. Ya no quieres, ya no le pides al cielo un beso de esos labios antes deseados. Ya no te mientes.

Vuela: eres libre. Dejaste de amar, dejaste de sentir. Te entregaste a ti, a la vida, al momento. Dejaste atrás parte del sentido que te ayudaba a avanzar. Abandonaste en un pasado al amor, a la esperanza. La lealtad a tu corazón se desvaneció. Perdiste la fe.

Salta: eres libre. Te encaminaste en el rumbo de la frialdad absoluta, del pensamiento, de la razón. Quisiste esquivar las supuestas sombras del camino, quisiste evitarlas. Pero erraste, ¿sabes? No hay más sombra que la escondida tras la falta del sentir.

domingo, 28 de septiembre de 2008

EL REY DEL OLVIDO.



.Había muerto en vida. Ya no era nadie. Ya no tenía recuerdos de los que alimentarse, ya no tenía un pasado al que agarrase y del que vivir. No era nada porque no sabía lo que había sido. El maldito cazador de la nostalgia había arrasado con el rincón de su mente, en el que depositaba los retazos del ayer. Su mirada no decía nada, no habitaban en ella historias que llegar a explicar. Había perdido sus raíces. Se las había arrebatado con el paso de los tiempos. Se había llevado las sonrisas que un día en su rostro dibujó, los esquemas que la habían creado, las palabras que pronunció. Pero al menos no sufría. Al menos no tenía motivos por los que lamentarse de lo que perdió, de lo que dejó por el camino, de lo que el olvido con disfraz de enfermedad le había ido robando.